Estamos claros en cuanto a la necesidad de conectarse con el estado de ánimo de la otra persona para poder ayudarle, sin embargo se debe tener el cuidado en no involucrarse y con ello “perder” la objetividad. Este es un peligro de la empatía.
Si por ejemplo estamos con un cliente que se encuentra deprimido porque no puede pagar su cuenta, debido a una situación personal, se puede perder la objetividad si nos conectamos con ese sentimiento y debido a ello no logramos nuestro objetivo de buscar una solución que ayude no solo al cliente sino a la empresa.
De igual manera se podría perder la objetividad, si al estar atendiendo a un cliente que esta enojado por un problema de servicio nosotros también nos enojamos al identificarnos con él y de esa manera no llegaríamos a buscarle una solución sino a reforzarle más su molestia. En estos casos la empatía no ayudo al cliente, la empresa ni a la persona que atiende clientes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario